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martes, 23 de noviembre de 2010

Las culturas populares constitutivas de la venezolanidad gozan...

Por: Heriberto de Karajaca

El Artículo 100° de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela dice que “Las culturas populares constitutivas de la venezolanidad gozan de atención especial, reconociéndose y respetándose la interculturalidad bajo el principio de igualdad de las culturas…”.

Al parecer, en la patria de Bolívar, existe un poder intocable que nos obliga a ignorar lo expresado en nuestra Constitución, toda vez que se profundiza de forma reiterada, sistemática y creciente, el trato desigual que en nuestro país damos a las músicas, atendiendo a la foránea en desmedro de aquella constitutiva de la identidad venezolana. Este poder intocable es tan sorprendente que, a pesar de encontrarnos en un proceso de descolonización, de estímulo a la soberanía cultural, de dignificación de nuestro pueblo y de revalorización de nuestra identidad, nuestros saberes, prácticas y costumbres, cada día se fortalece más, genera nuevas alianzas, afina sus procedimientos de opresión y articula sus estrategias de manipulación para posicionar los símbolos de una cultura dominadora. Por demás está decir que es un poder al que le sobran amenazas y coerciones.

Ya suena repetitivo denunciar el profundo daño que se genera al apoyar sin mesura económica, política y mediática, a instituciones y personalidades dedicadas a la reproducción de la obra de compositores europeos, pero es necesario que sigamos alertando sobre el desarraigo musical que está ocasionando la monopolización de los recursos destinados al ámbito de la música, por personajes que representan a los contravalores culturales que silencian nuestros sonidos a favor de una estética eurocéntrica que aplasta y desplaza nuestra identidad musical. Ya es harto difícil la lucha que debemos dar en contra de la música pseudopopular diseñada desde las grandes empresas discográficas para barrer a la nuestra de escenarios, emisoras radiales y tiendas, para que la Vicepresidencia de la República le dé atención especial a orquestas, directores e intérpretes al servicio de la cultura europea -llamada universal en un lapsus superbus de algún ideólogo del imperio-.

Debemos exigir y hacer presión para que la música constitutiva de la identidad venezolana -y no otra- sea la bandera que nos hermane con los pueblos del mundo, goce de atención especial, se reconozca y respete como valor inalienable de nuestra soberanía cultural y que los medios de comunicación y la institucionalidad del Estado coadyuven a su difusión. La gestión de los recursos que el Estado dedica a la música debe garantizar el principio de igualdad para todas las formas musicales que conviven en nuestro país y prestar atención al mandato del pueblo recogido en el artículo 100 de la Constitución Nacional.

En tiempos de revisión, rectificación y reimpulso, tenemos todo el derecho de hacernos la siguiente pregunta:

¿Qué pasaría en nuestra patria si se invirtiera la misma cantidad de recursos que el Estado destina para la promoción de la música centroeuropea en lo siguiente:

Crear escuelas de música tradicional en cada pueblo de nuestro país,

Incorporar, de forma urgente y obligatoria en el currículo de la educación básica, el estudio del Cuatro venezolano,

Generar un circuito de festivales nacionales de música tradicional, cuyo objetivo sea vincular a los jóvenes con nuestra música,

Estimular la apertura de espacios para el disfrute de la música tradicional que permitan a los trabajadores de esta disciplina vivir de su actividad creadora,

Cuidar de nuestras cultoras y nuestros cultores mayores, enfermos, que viven con enormes limitaciones durante toda su vida y muchas veces son olvidadas y olvidados hasta el día en que mueren?

La Patria sonreiría. Sería un acto de justicia que además contribuiría a transformar el paradigma musical que ha construido la contra-revolución dentro del mismo proceso revolucionario.

Un saludo desde la montaña,

Heriberto de Karajaca

herrkaranjan@gmail.com

1 comentario:

  1. Debido a su estructura, y a su forma de operar, la CRIMINALIDAD ORGANIZADA, LA DE CUELLO BLANCO, siempre está a la vanguardia en la UTILIZACIÓN DE CUALQUIER CANTIDAD DE MEDIOS PARA LOGRAR SUS OBJETIVOS, MIENTRAS QUE EVADE LA JUSTICIA PENAL: poder económico y político, abogados, detectives, policía paralela, sicarios, torturadores, psicólogos sociales, psiquiatras, grupos civiles asociados, tecnología informática, robótica, secretos industriales, blanqueo de capitales, manipulación de puestos claves en las administraciones públicas y/o privadas (tobo tipo de medios de comunicación), soborno, tráfico de influencias y de otro tipo de mercancía…, corrupción, etc., todo esto para poder operar con la menor cantidad de barreras en sus operaciones criminales. Estas organizaciones, al contrario de la terrorista, TRATAN DE OPERAR CON LA MAYOR DISCRECIÓN POSIBLE (casi anónima) tratando de no ser obvios en sus comportamientos, a tal grado que en muchas ocasiones SE ESCONDEN bajo la apariencia de GRANDES BENEFACTORES DE LA SOCIEDAD.

    MedgebejusticieroII (porque al primero le cerraron fraudulentamente la cuenta en una conocida red social del vídeo, en el intento por dialogar acerca de este mismo tema).

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