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lunes, 13 de septiembre de 2010

El sucesor de Pedro Tinoco


El nombramiento de Pedro Tinoco como Presidente del Banco Central fue el momento cumbre de la corrupción en el siglo pasado, en lo que atañe a Venezuela, obviamente. Sucedió a comienzos del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, cuando el neoliberalismo estaba de moda y la Unión Soviética agonizaba. Para esa época, Tinoco era el Presidente del Banco Latino, cargo que venía ejerciendo desde mediados de los años 70. Al asumir su nueva responsabilidad el Banco experimentó un crecimiento sin precedentes (no el Banco Central, por supuesto, sino el Latino). Más que referirme a los detalles de este sonado caso de malversación y desvío de fondos públicos, quiero hacer notar que Pedro Tinoco consiguió aquel año 89 lo que cualquier estafador desearía: financiar sus proyectos privados con dinero del Estado.

Hoy en día no existe ese riesgo, o mejor dicho, no existe el riesgo de que eso ocurra en el Banco Central. Tampoco existe el riesgo de que el Primer Mandatario Nacional coloque al dueño de un canal de televisión al frente de CONATEL ni al dueño de una empresa de alimentos al frente del INDEPABIS. Sin embargo, no todos los frentes están cubiertos.

En la Administración Pública hay una “figura” que está utilizando los fondos de la Nación para potenciar su proyecto personal, además lo está haciendo de forma abierta y notoria. Es un hombre de negocios que prefiere no asumir claramente su gusto por el dinero, es un banquero autodidacta que se sabe disfrazar de “Patriarca Sacrificado” para disimular sus ambiciones, es un empresario que se vale del sentimentalismo para apuntalar sus políticas autocomplacientes, es (en pocas palabras) una versión mejorada (o empeorada) de Pedro Tinoco. Todos lo días es venerado en la televisión, en la radio y en la prensa, pero ojo, por tratarse de él debemos hablar de noticias e información y no de propaganda; nunca en Venezuela se vio una campaña publicitaria más grosera y enajenante, ah, y sin derecho a réplica, ni a protesta, ni a crítica constructiva, ni a sugerencia alguna. Sus palabras son órdenes y sus opiniones no se discuten: se acatan. Su poder no está sujeto a elecciones y sus decisiones no están sometidas a la ratificación de ningún colectivo popular. Varios de los dirigentes más “inteligentes” de nuestro país lo consideran un gran artista, otros no lo toman en cuenta porque están ocupados en cosas “más serias”. Su horario de trabajo lo determina él mismo en función de sus propios intereses, lo mismo ocurre con su agenda de reuniones y sus viajes al exterior. De su aliado y amigo Pedro Tinoco aprendió lo necesario para “desenvolverse” en el mundo de las “relaciones
institucionales”, área en la cual terminó convirtiéndose en un verdadero “MAESTRO”…

Para mayor información, pueden leer:



Freddy Argimiro Gutiérrez
freddyargimiro@hotmail.com

1 comentario:

  1. Muy acertado el análisis realizado; es tan cierto como que el sol sale todos los días.

    Hay que seguir desenmascarando la mentira mediática del Sistema y encarcelar a quienes han practicado esta clase de delito organizado, amparado bajo el margen del vacío de las leyes y tras la falsa fachada de unos GRANDES BENEFACTORES DE LA SOCIEDAD. Animamos a que sigan escribiendo porque hay muchísimo que decir sobre quien fue el mano derecha de Carlos Andrés Pérez.

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